Título: Solitario
Técnica: Óleo sobre lienzo
Tamaño: 161,3 cm x 163,5 cm
Año: 1943
Ubicación: Art Institute Chicago
Como en muchas de sus pinturas, Balthus centra el cuadro en la figura de una niña en la etapa de la pubertad. La pose tensa, el cuerpo arqueado, parecen indicar una necesidad interna, un tanto inquietante, que choca con el ambiente burgués en el que la niña se encuentra. El juego de cartas, el solitario, que la niña practica no resulta suficiente para satisfacer las energías sexuales con-tenidas en su cuerpo. Dentro de ella hay otra clase de demandas. Las cartas y el juego insinúan otro juego que la niña está empezando a aprender. Como siempre en sus retratos de niñas, Balthus crea imágenes que tocan la pedofilia. Al pintar el cuadro, Balthus se encontraba refugiado en Suiza durante la segun-da guerra mundial. Esto, curiosamente pero justificadamente para tranquilizar conciencias excesivamente aburguesadas, permitió que la pintura fuera inter-pretada como una metáfora de la inquietud provocada por la espera de su propia emigración.
Puede elegirse esa interpretación o la que se ha hecho de sus obras de niñas en las que se ha dicho que nacieron de la mente de un pedófilo. Es muy probable que lo fuera pero la pintura es una obra maestra pintada con colores apagados, fuertes contrastes de luz y sombras, volúmenes simples, y un clima de intriga que encuentra un punto culminante en el rostro ensombrecido de la niña.
Puede elegirse esa interpretación o la que se ha hecho de sus obras de niñas en las que se ha dicho que nacieron de la mente de un pedófilo. Es muy probable que lo fuera pero la pintura es una obra maestra pintada con colores apagados, fuertes contrastes de luz y sombras, volúmenes simples, y un clima de intriga que encuentra un punto culminante en el rostro ensombrecido de la niña.